JARDINES AJENOS

Los vecinos, por Raymond Carver es un cuento sutil y humano sobre los deseos de otredad y de la envidia al pasto (aparentemente)  más verde del jardín del vecino.

De forma majestuosa Carver indaga en la usurpación y la invasión (autorizada) de una pareja que vive a través de la vida de otros una realidad alterna, ficticia y sensual. Bill y Arlene Miller cuidan la casa de los Stone con ahínco, pero satisfaciendo sus propias fantasías durante el proceso. Alimentar al gato y cuidar de las plantas es sólo una excusa para meterse en la ropa del otro, fumar sus cigarrillos y acostarse en su cómoda cama. Soñar a ser otro y el juego de fantasía ha sido un territorio muy explorado por escritores, pero la forma en la que lo hace Carver deja al lector con ganas de espiar un poco más la casa de los Stone, ver esas fotos misteriosas del cajón y ser un voyeurista aunque sea por unos instantes mientras juegan a escondidas una vida falsa que se antoja propia.

El ambiente en la casa de los Stone es más fresco, su propio apellido Stone denota una piedra que aunque dura, mantiene una aparente frescura climática.

La llave nos recuerda la entrada al paraíso, ese mismo que perdieron Adán y Eva al pecar con la manzana y el deseo. La llave que queda dentro de la casa dejando un gato encerrado en un hogar que al parecer no será habitado nunca más, según las suposiciones de sus intrusos. Es enigmática la falta de empatía por el pobre felino o por el hecho de haber perdido la entrada a ese gran templo que les despierta sus instintos más carnales. Pero aún así, la pareja nos recuerda a alguien y la comprendemos, así humanos y falibles, así egoístas y carnales. Se parecen a otros, a algún vecino, pariente, amigo o a uno mismo viendo por el cerrojo de la puerta la vida perfecta que tiene aquél suertudo, que al parecer guarda un gran secreto en el cajón.

Publicado por yaeldan

Mamá, esposa, lectora y bloggera novata. Residente en Tierra.

2 comentarios sobre “JARDINES AJENOS

  1. Ya en esta semblanza se esconden añoranzas y metáforas ricas. Sin haber leído a este escritor me lo imagino entregarse a sus personajes. Un análisis muy certero y humano Yael, felicitaciones!!ABA

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